Al ver las redes sociales, no deja de sorprenderme la cantidad de personas que, sin medir las consecuencias, piden la salida de un ministro o peor aún la de la Presidenta del Congreso.

No hace mucho tiempo, conversaba con un amigo inversionista español, y en medio del ceviche en Miraflores, me dijo lo siguiente: "cuando tú le das dinero a una persona, sea préstamo o para una inversión hay un elemento que siempre se toma en cuenta y es la seriedad de esa persona, igual es con el estado; un estado se mide entre otras importantes cosas, por su seriedad, por mantener las reglas de juego, por lo que un cambio de constitución no se va a sentir muy bien". La turbulencia política que es hasta cierto punto necesaria, no puede llegar a ser absurda fruto de la enorme ignorancia que hay en el país sobre como funciona el estado y la importancia de tener instituciones serias (lo cual no necesariamente pasa por tener cero corrupción). 

La corrupción siempre se da y siempre hay que combatirla, pero no conozco de algún gobierno en el mundo en el que no se hayan encontrado hechos de corrupción o indicios de la misma.

Hace poco se dio a conocer a la opinion publica un proceso de compra fallido de computadoras en el congreso, es decir, no hubo compra.  Como estamos en democracia y hay libertad de prensa, se hizo publico y estuvo muy bien, pero pedir la cabeza de la Presidencia del Congreso, el cual es un poder del estado, me parece excesivo y poco estratégico. Desde el comienzo de este gobierno era clarísimo que iban a haber pullas entre el Ejecutivo y el Legislativo, ya que son las fuerzas políticas que llegaron a segunda vuelta, pero no podemos llevar esos enfrentamientos a actos de descabezamiento, sobretodo tan temprano.

Si bien es cierto las cosas económicamente se han manejado en los últimos 25 años bastante bien, no podemos perder de vista que aún somos una democracia débil y es hora de que los peruanos entendamos que para poder tener un crecimiento sostenido e inclusivo necesitamos tener, alimentar y apoyar nuestras instituciones, con instituciones serias que manejen políticas serias, productivas y que trasciendan en el tiempo y a las personas, podremos lograr un mejor país, no pidiendo la cabeza de un ministro o peor aún la de la Presidencia del Congreso.

Por las razones expuestas, esta confrontación tan dañina fruto de un país fragmentado y tan anti, es que podemos lamentar el perder la democracia mas adelante. No vaya a ser que algún día se nos ocurra la frase: " éramos felices y no lo sabíamos".